Y, es que a estas alturas los cumpleaños se acercan cada vez más, no como antes en que esperar un año parecía una eternidad y daba la impresión de que el tiempo pasaba muy lentamente. Ahora, en cambio, todo pasa tan rápido que más de alguna vez he pensado "Paren el mundo que me quiero bajar".
Bueno, al margen de eso, este año cumplí 32 años. Increíble, pero cierto y pasar la barrera de los treinta me ha hecho pensar en como estoy hoy, que tan alejada estoy de lo que pensé que sería mi vida y hacia donde se inclina la balanza.
Me acuerdo que en la etapa de colegio y de universidad lo pasé muy bien, pero era una preocupación constante el pensar que estudiaría al salir del colegio o si me alcanzaría el puntaje para una determinada universidad. Después de la universidad, la preocupación era encontrar un trabajo, tratar de hacerme mi espacio, ser buena en lo que hiciera, etc.
Era una carrera constante por cumplir metas y lograr ser autosuficiente.No todo era preocupaciones porque siempre lo pasé muy bien, no me quejo. Y fue en esta etapa, sobretodo de universidad, que me llamaba la atención escuchar a mujeres de treinta o cuarenta decir cómo sus vidas a esa edad eran mucho más plenas y creo que todas hemos escuchado alguna vez a alguien decir que la vida comienza a los treinta o cuarenta.
En fin, siempre pensaba que era imposible que se pudiera pasar mejor que a los 20s, siendo estudiantes aún y teniendo el futuro por delante.
Hoy, he cambiado radicalmente mi postura y no se debe a que ya estoy en mis treinta y tantos. Más bien se debe a que encuentro increíble lo equilibrada, entretenida y menos desconcertante se ha vuelto mi vida desde hace un par de años.
Tengo un trabajo que me gusta, no debo demostrarle nada a nadie, mis hijos crecen felices, pronto me entregan mi depto nuevo (mi nuevo hogar), me doy el lujo de rechazar trabajos si estos no me convencen, lo paso muy bien con mis amigos, etc. Ya no estoy en esa carrera por lograr mi espacio, ya lo tengo y dejé de sentir que la vida me llevaba, ahora yo dirijo mi vida.
Si tuviera que hacer un balance hoy, definitivamente sacaría cuentas positivas y aunque sé que quedan muchas cosas por vivir, buenas y malas, diría que a mis 32 años (orgullosa de decirlo) me siento sólida y más preparada para lo que pueda venir.